Chico es un solitario recientemente separado y posee una agencia de casamientos, por donde pasan todos los días personas que le confían su esperanza de encontrar el amor de sus vidas. Cristina es un de esas personas, que, más que encontrar un verdadero amor, precisa encontrarse en la vida.
Ella se encuentra desempleada, vive haciendo pequeños trabajos para sobrevivir y ayudar a su madre y no encuentra ningún hombre que la motive afectivamente. El encuentro de Cristina y Chico promete una posible solución para los dos: inicialmente, Chico se presenta para Cristina como un serio y responsable empresario en el arte de casar a sus candidatos, indicándole a ella de acuerdo a su afinidad y gustos, varias citas prometedoras.
Lamentablemente, si bien Cristina se ilusiona previamente, no conseguirá entenderse con ninguno, aunque las citas deriven en verdaderos momentos de hilaridad en la tentativa por conquistarlos y agradarles. Chico, por su parte, quiere realmente concertar un buen casamiento para Cristina.
De esta forma, aparece la figura de Paulo, que si bien parecería ser una solución, será también un gran problema: por un lado es un apuesto galán pero es un ser muy solitario y tímido. Paulo y Cristina son bastante diferentes, pero mismo así, comienzan a enamorarse... al punto que deciden poner fecha de casamiento y contratar a Chico para que les organice la inolvidable boda.