En 1980, el director Jim Abrahams y los hermanos Zucker sorprendieron al público al elegir a Leslie Nielsen para uno de los papeles destacados de ¿Y dónde está el piloto?

 Hasta entonces, Nielsen había interpretado principalmente roles dramáticos en cine y televisión, sin haber tenido la oportunidad de explorar su faceta cómica. Su vida profesional cambió para siempre cuando participó en la fallida serie de televisión, Police Squad! (1982) que luego se adaptó en la saga de La pistola desnuda.

El debut del detective Frank Drebin apenas duró seis episodios ya que el canal ABC enseguida canceló el programa debido a los paupérrimos índices de audiencia.

El humor absurdo que proponían los Zucker era demasiado raro y el público no conectó con la propuesta.

37 años después del estreno del primer film de la franquicia se dio una situación similar con el casting de Liam Neeson que despertó dudas por motivos diferentes.

Si bien en el pasado había incursionado en la comedia, el desafío de reemplazar a Nielsen parecía una tarea imposible y tampoco ayudaba el hecho que la producción corriera por cuenta de Seth MacFarlane, cuya sátira del western, A Million Ways to Die in the West, resultó un fiasco en el 2014.

En este proyecto delegó la dirección en Akiva Schaffer, un veterano de Saturday Night Live, quien demostró un estupendo dominio del humor absurdo en el live action de Chip y Dale.

Su versión de La pistola desnuda es muy efectiva y consigue construir un reboot sólido que se conecta a la perfección con la obra original.

Schaffer no se limitó a realizar un espectáculo nostálgico, sino que le aportó su propia identidad a la propuesta, con la finalidad de rescatar un estilo de comedia que había desaparecido del cine.

La película no da respiro con los chistes y todo el tiempo captura la atención del público con situaciones delirantes que te sacan una carcajada: algo que no es tan sencillo de conseguir.

Por supuesto, no todas las escenas graciosas dan en el blanco pero el 90 por ciento funcionan y no deja de ser un promedio extraordinario.

La labor de Liam Neeson resulta muy interesante porque crea un personaje propio, sin intentar imitar a Nielsen, aunque inevitablemente lo evoca con sus reacciones ante situaciones ridículas.

Dentro del reparto está muy bien acompañado por Pamela Anderson, Paul Walter Hauser y Danny Huston, quien ofrece una parodia de sus típicos villanos.

No es un detalle menor que el film tiene la misma duración que la obra original (85 minutos) y no se desbanda con rellenos insustanciales como ocurre con la mayoría de las propuestas hollywoodenses en la actualidad.

En síntesis, una grata sorpresa que te hace reír y suma una buena película en la filmografía del subestimado Akiva Schaffer.