Se nota que hay “mucha hambre” por una comedia romántica buena. Y si bien de vez en cuando tenemos excepciones exitosas tales como lo fue Con todos menos contigo (2023), estamos lejos de la época de oro.

A tal punto que acaban de anunciar una secuela de La boda de mi mejor amigo (1997) a desarrollarse por la directora de este estreno. Debate para otro día.

El tema aquí es que Amores materialistas no es una comedia romántica per se. Es un drama de amor que incluso en un momento se va a un lugar bastante oscuro.

Y más allá de situaciones medio cliché que tieneN que estar, celebro que la película aborde “lo material” y que hable de la importancia del dinero y que sea un tema.

El gran problema de Hollywood es que la mayoría de sus producciones suceden con personajes que viven en casas asombrosas y manejan autos de lujo.

Y aquí el dinero (o la falta de, o el deseo de) es el centro del personaje de Dakota Johnson.

Es verdad, hay otro cliché en el triángulo amoroso del pretendiente rico y el pretendiente pobre, pero está bien hecho.

Se habla del tema, se habla de números y se habla de la pareja como algo transaccional, como una sociedad conyugal.

¿Y el amor? ahí lo genial y al mismo tiempo el problema de la película, pues queda solapado y relegado.

El personaje de Johnson (ella fantástica) le escapa al amor.

Chris Evans y Pedro Pascal están muy bien, aunque canse ver a Pascal todo el tiempo y aunque ambos sean meros instrumentos aquí.

Celine Song, responsable de la magnífica Past lives (2023) hace un gran trabajo, siempre teniendo en cuenta que no es una comedia romántica.

Los climas están muy bien, el elenco está bien dirigido y técnicamente es más que correcta.

Amores materialistas es una gran opción para un público que quiere escapar un poco de los superhéroes y efectos especiales.