Hace dos años Five Nights at Freddy’s se convirtió en un sorpresivo éxito para la productora Blumhouse.
Filmada con un presupuesto de apenas 20 millones de dólares, la película recaudó 297 millones gracias al pasional fandom del videojuego que inspiró esta propuesta.

En aquella ocasión, la obra de la directora Emma Tammi no me terminó de convencer. El enfoque de la historia era muy liviano, pensado para llegar al público preadolescente, y la narración no lograba explotar los elementos más extravagantes del relato.
Inclusive la bizarra Willy’s Wonderland, con Nicolas Cage en 2021, trabajó una premisa similar con un enfoque más entretenido y centrado en el humor negro.

A raíz del suceso del primer film, Blumhouse incrementó el presupuesto para la continuación y la directora lo aprovechó de un modo impecable para ofrecer una película superior.
Tammi toma riesgos artísticos en esta entrega y acerca el mundo de FNAF al cine de terror.
El resultado es un espectáculo mucho más entretenido que consigue la difícil tarea de contentar a diversos segmentos de la audiencia.

Los fans la van a adorar por los guiños al juego y el público general aficionado al terror bizarro quedará más satisfecho.
Las marionetas asesinas, esta vez, tienen más protagonismo y se desenvuelven con una mayor violencia.
De hecho, llama la atención que el film consiguiera la calificación PG-13, ya que hay varios momentos intensos donde la realizadora abraza el subgénero slasher sin censura.

Se nota que Tammi tuvo una mayor libertad creativa y, en esta entrega, sorprende con climas sólidos de suspenso y un uso efectivo del jumpscare, recurso que a menudo suele ser la gran debilidad del estudio.
Si hubiera que objetarle algo al argumento es que se toma demasiado en serio el conflicto principal cuando podría jugar más con el humor absurdo. Por otra parte, los momentos de exposición que adora el fandom a veces se vuelven un poco densos, pero la directora supo dosificarlos y no llegan a ser problemáticos.

Cabe destacar también la labor de la productora Jim Henson, que hizo un trabajo estupendo con el diseño de las marionetas electrónicas, y la incorporación al reparto de Mckenna Grace (Ghostbusters: Afterlife), quien parece haber iniciado la transición a roles más adultos.

Reitero: no me gustó la película anterior y desconocía los juegos, pero en esta ocasión la disfruté más de lo esperado.
Probablemente sea de lo más inspirado que brindó la compañía Blumhouse en los últimos años.