Durante años ¿tal vez un par de décadas? se escuchó decir "otra de Suar". Muchas veces adjetivizando y refiriéndose a una comedia. Pero otras tantas veces, de manera peyorativa.

Y en referencia a ese mote, salvo una única excepción siempre estuvo mal usado el "otra de Suar" ya que en el cine se utiliza esa denominación cuando se alude a su director y no a su protagonista,

"Otra de Tarantino", "Otra de Spielberg". Tendría que haber sido "otra protagonizada por Suar" o en su defecto "Otra CON Suar".

Ahora bien, ¿Por qué esta introducción que puede sonar esnobista?

Porque quiero resaltar que en esta oportunidad si estamos ante "Otra de Suar".

De la misma manera que en 2022 tuvimos con 30 noches con mi ex, la que fue su ópera prima. Una película más que correcta y con muchas decisiones muy acertadas. 

Mazel tov, su segunda película, es una obra sublime de un director que se consagra. Es una comedia dramática que revisa a la perfección todos los avatares de ese género y que -además- tiene una identidad propia que se resalta.

Lo que más me gustó es que el conflicto no es un conflicto en términos cinematográficos. Esto puede hacer que más de un crítico se agarre la cabeza, pero creo que es una gran decisión y gran parte del encanto de film

Hay un problema familiar, uno muy real y por el cual millones de familias transitaron y otro millón lo harán. No mucho más.

La grandeza de Mazel tov es cómo todos sus personajes giran alrededor de ese problema familiar.

La dirección de actores es formidable. Cada uno brilla en lo que hace.

Fernán Mirás es uno de los mejores de su generación y aquí lo vuelve a demostrar en todo el metraje. Pero hay una escena en particular que te destruye y que hizo llorar a toda la sala.

Mismo Benjamín Rojas, a quien vimos crecer y que en esta película alcanza su pico actoral.

Además, es dueño de un gag recurrente que te hace estallar de risa y que lo clava cada vez que lo hace.

Natalie Pérez es el corazón y catalizador de la película

Suar, como actor, entrega el mejor trabajo de su carrera. Pone todo su estilo (y muletillas) al servicio de la historia.

Es un actor que se desenvuelve mejor en la comedia, siempre lo ha sido, pero aquí emociona en las partes dramáticas como nunca lo había logrado antes.

El guión de Pablo Solarz, quien ya ha trabajado con él en varios proyectos tales como Un novio para mi mujer (2008) o Me casé con un boludo (2016), funciona como un reloj y Suar lo plasmó muy bien en la puesta.

Hay algunos planos que me llamaron la atención y se nota una clara evolución narrativa en comparación con 30 noches con mi ex.

Obvio que no es un film perfecto. Hay algunas secuencias que exageran bastante las "cuestiones reales" y hacen que el verosímil falle. Pero es lo único que tengo que objetar de la obra. 

En definitiva, Mazel tov es una gran película. Una comedia dramática exquisita, con sello argentino y con sello de autor.